miércoles, abril 1

DIÓGENES EL CÍNICO


Este video es un buen ejemplo de cómo LA IGNORANCIA intenta explicar a una MENTE MAESTRA.



En palabras de Chucho-Cristo:

"No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los puercos; no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen."





¡Éste NO es Diógenes el cínico!



"-¿El más popular?"

"Se comportaba de modo terriblemente mordaz: echaba pestes de la escuela de Euclides, llamaba a los diálogos platónicos pérdidas de tiempo; a los juegos atléticos dionisíacos, gran espectáculo para estúpidos; a los líderes políticos, esclavos del populacho. Solía también decir que, cuando observaba a los pilotos, a los médicos y a los filósofos, debía admitir que el hombre era el más inteligente de los animales; pero que, cuando veía a intérpretes de sueños, adivinos y a la muchedumbre que les hacía caso, o a los codiciosos de fama y dinero, pensaba que no había ser viviente más necio que el hombre.”


"-¿Daba lecciones gratuitas al pueblo?"

“En una ocasión, gritó: «¡Hombres a mí!» Al acudir una gran multitud les despachó golpeándolos con el bastón: «Hombres he dicho, no basura».”


"-¿Lo adoraban?"

“Solía orinar y defecar en público. Y lo justificaba argumentando que si comer no es un absurdo, no es absurdo hacerlo en la plaza pública; y como resulta que comer es natural, también lo es hacerlo en la plaza pública. Se masturbaba en público y lamentaba que no fuera tan sencillo verse libre de la otra comezón del hambre frotándose las tripas."


"-¿Decía que el Hombre más sabio se conformaba con poco?"

“A uno que le reprochó: «Te dedicas a la filosofía y nada sabes», le respondió: «Aspiro a saber, y eso es justamente la filosofía.»”


Preguntado acerca de qué beneficio había obtenido de la filosofía, contestó: «Estar preparado para cualquier contingencia.»


Ante la propuesta de Alejandro Magno que le ofrecía cumplir cualquiera de sus deseos, el filósofo contestó acostado desde su barril:

"Apártate, que me quitas el Sol"
(el Sol como símbolo de sabiduría)

Diógenes le dice a Alejandro que él a pesar de creerse poderoso como rey carece de los signos propios del que tiene un verdadero poder:



"Es el signo propio de la abeja reina, que no tiene aguijón porque ninguna abeja osaría afrentarla. Tú en cambio estás armado hasta cuando duermes, y estar armado es propio de alguien que tiene miedo, de un esclavo."

Si la figura de Diógenes tiene una poderosa seducción, se debe al hecho de que manifiesta una liberación absoluta frente a cualquier poder, por su idea radical de libertad, su desvergüenza y sus continuos ataques a las tradiciones y los modos de vida sociales, mientras ponía en práctica el antiguo principio de que sólo es libre el que se gobierna a sí mismo. Se cuenta que en una ocasión Diógenes fue tomado como esclavo y cuando se le preguntó qué sabía hacer, contestó: "Gobernar hombres", después ordenó al pregonero: "Pregunta a los presentes si alguno precisa comprarse un amo". No perdía ocasión de despreciar las convenciones y denunciar la existencia de absurdos obvios en la vida normal y civilizada.


"En verano se revolcaba en la arena ardiente y en el invierno abrazaba las estatuas cubiertas de nieve, ejercitándose ante todo tipo de adversidades”


“Estaba en una ocasión pidiendo limosna a una estatua. Preguntándole por qué lo hacía, contestó: «Me ejercito en fracasar.»"

Se decía que iba por la calle en plena luz del día, con una lámpara encendida, gritando:
«
Busco al hombre».



 
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