domingo, mayo 31

LAS NEURONAS DEL DOLOR NO EXISTEN



El instinto por conocer (Ello quiere saberlo todo) hace que estemos buscando continuamente la causa, el por qué de las cosas. A lo largo del día estamos inmersos en reflexiones rumiantes cuyo objetivo, generalmente inalcanzable, es dar con lo que originó u origina lo que nos aflige.

La necesidad de solucionar el momento presente nos exige sacar alguna conclusión que nos interese para seguir viviendo. Ello hace que nuestras reflexiones pasen de lo especulativo (búsqueda de verdad "verdadera") a lo práctico (verdad "útil").

Jacques Monod (1910-76) fué un biólogo francés galardonado con el Nobel en 1965 por sus estudios sobre el control genético de los enzimas. Escribió un libro de los considerados seminales, de los que hacen pensar: El azar y la necesidad. Me considero uno más de los tocados por el libro.

Monod acuñó el término de verdad operativa que no es mas que aquella interpretación necesaria para operar, fluir en el momento, lugar y contexto concreto.

El cuento de las neuronas del dolor pertenece a ese cambiante mundo de las verdades operativas. En realidad no son verdades sino apaños.

La crisis migrañosa exige urgentemente una solución, una verdad operativa, aunque no sea verdaderamente verdadera.

Conocemos bastante sobre organismo y dolor. Tenemos verdades verdaderas pero las ignoramos o despreciamos por ser, aparentemente, inútiles.

La exigencia de la solución inmediata (la terapia) aleja la posibilidad de la receta definitiva.

Es más rentable aprender a nadar que exigir un flotador o una barca para meternos al agua pero el que no ha vencido el miedo pide con angustia que se solucione !ya¡ su no flotabilidad y desprecia la oferta de un cursillo de natación.

"No me venga con cuentos de verdades. Necesito una solución...¡YA!"


Arturo Goicoechea

 
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