Un faquir se esfuerza en desarrollar la voluntad física, y el poder sobre el cuerpo. Lo obtiene mediante terribles sufrimientos torturando el cuerpo. Todo el camino del faquir esta hecho de ejercicios físicos increíblemente penosos. Se mantiene de pie en la misma posición, sin movimiento alguno, durante horas, días, meses o años; o bien, sentado sobre una piedra desnuda, bajo el sol, bajo la lluvia, bajo la nieve, mantiene los brazos extendidos o bien se tortura con fuego o con un hormiguero en el que pone sus piernas desnudas, y así sucesivamente. Si no se enferma o no muere, ahí donde hay escuelas de faquires, también hay escuelas de yoguis. Por lo general los yoguis no pierden de vista a los faquires y si un faquir obtiene lo que anhela antes de ser demasiado viejo lo llevan a una de sus escuelas para curarlo; restablecen en él su poder de movimiento, después de lo cual comienzan a enseñarle. Un faquir tiene que volver a aprender a hablar y a caminar como si fuera un niño. Pero ahora tiene una voluntad que ha superado dificultades increíbles y ésta podrá ayudarlo a vencer las dificultades que todavía lo esperan en la segunda parte de su camino en la que tratara de desarrollar las funciones intelectuales y emocionales.
Ustedes no se pueden imaginar las pruebas a las que se someten los faquires. Yo no sé si ustedes han visto a los verdaderos faquires. Por mi parte he encontrado muchos; me acuerdo de uno de ellos que vivía en el patio interior de un templo de la India; hasta he dormido a su lado. Día y noche, durante 20 años, se había mantenido sobre la punta de los dedos de las manos y de los pies. Ya no podía enderezarse ni desplazarse, sus discípulos lo transportaban y lo llevaban al rió, donde lo lavaban como a un objeto. Pero resultados de esta clase no se obtienen en un día. Piensen en todo lo que ha tenido que sobrellevar, en las torturas que ha debido sufrir para alcanzar este grado.
sábado, noviembre 8
LOS FAQUIRES
Ouspensky
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