Estaba un sacerdote conduciendo hacia su parroquia y en la carretera se encuentra con una monja conocida.
Para y le dice: - Madre, suba que la llevo al convento. La monja sube y se sienta en el asiento del copiloto.
Hace un cruce de piernas y el habito se le abre un poquito y se le ve la pierna.
El padre se le queda mirando y sigue conduciendo. Al rato le toca la pierna y la monja le dice:
- Padre acuerdese del Salmo 129. El Padre le pide disculpas y sigue conduciendo.
Al rato otra vez le toca la pierna y la monja le dice:
- Padre, acuerdese del Salmo 129. El Padre se excusa diciendo:
- Perdoneme, Hermana, pero, sabe, la carne es débil. Después de un rato la monja se baja y el Padre llega a su parroquia y se va rápidamente a buscar en la Biblia, el Salmo 129.
Encuentra el Salmo y lee: "Seguid buscando que allí arriba encontrareis la Gloria"
viernes, noviembre 21
EL SALMO
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